18 de marzo de 2009

Amistad bambina entre un conejo y un ciervo


En la primavera de 2005 un grupo de senderistas encontró a este cervatillo huérfano, pues su madre había muerto en un accidente automovilístico. Los senderistas se lo llevaron a su jardín y le alimentaron con biberón. Le pusieron de nombre Finchen. Finchen fue creciendo y desarrollándose muy bien pero sin tener otros ciervos en su entorno. Un día apareció un conejo silvestre y se quedó cerca de Finchen. A partir de entonces y cuando llegaba el atardecer o la noche los dos pastaban juntos en la misma zona del jardín pero manteniendo una cierta distancia. Poco a poco esa distancia fue desapareciendo y empezaban a estar juntos también de día, hasta que finalmente se hicieron inseparables.

Los ciervos tienen una digestión diferente de los conejos, ya que comen en poco tiempo mucho y luego se tumban en un lugar apartado a rumiar. Llamaba la atención que mientras Finchen estaba rumiando, el conejo se ponía a su lado.


Llegó el invierno y con él la nieve, pero eso no fue impedimento para que los amigos estuvieran juntos. Finchen iba a buscar al conejo a pesar de tener un confortable recinto que le resguardaba de la nieve.


Otra anécdota muy graciosa es que el conejo decidió hacerse un nido al lado del sitio preferido de Finchen que era justo debajo del abeto.


Cuando llegó el verano Finchen ya era un adulto y los dueños decidieron que mejor viviera en la naturaleza en un sitio donde preparan a los animales huérfanos a enfrentarse a la libertad. Es extraño, pero el día que iban a trasladar al ciervo a su nuevo hogar, el conejo se acercó hasta Finchen (aunque había muchas personas desconocidas ese día) como para decirle adiós.


Los dueños pensaron en llevar también al mismo lugar al conejo pero era muy arriesgado para su vida, ya que hubiera sido una presa fácil para los animales depredadores.

Fuente y artista de las fotos: Tanja Askani

No hay comentarios: